A continuación, os vamos a mostrar la influencia del cine a la hora de educar en valores, en el cuidado de la naturaleza y en la lucha por la protección del medio ambiente ya que el cine no solamente ha puesto en
contacto al hombre con la naturaleza, los paisajes exóticos y el documental
de naturaleza, sino que además ha sido, y sigue siendo en ocasiones,
militante activo en la lucha por la defensa del medio ambiente.
Además, el cine ha sido desde su nacimiento, el más poderoso vehículo de
transmisión de conocimientos y de culturas, aportando a sus espectadores
infinitas posibilidades de encuentro con paisajes, naturaleza, lugares y
costumbres.
Desde que en 1922, en Nanuk el
esquimal, Robert Flaherty, expuso la difícil relación entre el hombre y
su entorno natural, abriendo así el campo de la cinematografía al cine
etnográfico, el mundo se llenó de películas defensoras de costumbres
exóticas y más tarde entró en el mundo de la defensa de los pueblo, de los
valores culturales y de la defensa del mundo.
En el cine español de los últimos
años, algunos directores se han aproximado al tema: Tasio (1984), de
Montxo Armendáriz, Lo más natural (1990), de Josefina Molina,
La nave de los locos (1996), de Ricardo Wullicher, Las ratas,
de Antonio Jiménez-Rico, basada en la novela del mismo nombre de Miguel
Delibes, obra que explora en la relación entre los animales y los humanos y
La lengua de las mariposas (1999), de José Luis Cuerda cuyo guión lo
realizó Manuel Rivas, experto en medio ambiente.
Las películas de Tarzán o King Kong, ya basaban sus
relatos en la intromisión del hombre blanco en las selvas vírgenes. Las
novelas de Burroughs o de Kipling, dieron lugar a decenas de películas.
Desde El libro de la selva (The jungle Book, 1942), producida por
Korda, sobre el niño salvaje al que cuidaron los lobos en la selva hasta
Gorilas en la niebla (1988), de Michael Apted, basada en la historia
real de una investigadora que se decide a estudiar los gorilas africanos
acercándose a su entorno.
Robert Redford, dirigió Un lugar llamado Milagro
(1987), su segunda película como realizador, que desarrolla la lucha por
la conservación de la naturaleza basándose en una novela de John Nichols.
Posteriormente, a partir de una historia de Nicholas Evans, el mismo
director dirigió El hombre que susurraba a los caballos. Otros
directores, Jean Jacques Anaud con El oso (1988), o Kevin Costner
con Bailando con lobos (Dances with wolves 1990), se suman a la
reivindicación por la defensa del medio ambiente, incluyendo el respeto por
toda la vida, como aquello que promueven la defensa de la Amazonía, con
títulos entre los que destacan La selva esmeralda (The
Emerald Forest, 1985), de John
Boorman, y Los últimos días del Edén (1992), de John McTiernan. La
cinematografía ha sido algo más pródiga con películas que denuncian los
desastres ambientales, en películas como El síndrome de China (1979),
de James Bridges, sobre los efectos del uso de la energía nuclear.
Fuente: educomunicación.es
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