Animación Sociocultural II

martes, 7 de noviembre de 2017

Verdades y mentiras del ‘spinner’, el juguete que están confiscando a tu hijo en clase.


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Aún hay mucho desconocimiento entorno a los spinners. Por eso, nos hemos propuesto analizar las claves de su éxito ayudados por expertos que esclarecen qué hay de cierto en todo lo que se cuenta sobre este juguete.

Mentira: es terapéutico

"Hoy por hoy, vender un spinner como un remedio a trastornos de déficit de atención es fraudulento. Hace falta investigarlo mucho más. Es muy preocupante la tendencia de la sociedad a vender cualquier cosa como terapéutica sin evidencias científicas", argumenta la psiquiatra infantil Beatriz Martinez.

El spinner se vende como juguete terapéutico para niños con déficit de atención e incluso como cacharro antiestrés para adultos. Sin embargo, los especialistas con los que hemos hablado no creen en su capacidad rehabilitadora. "Lograr que un niño con déficit de atención se concentre en algo que se mueve es sencillo, pero no productivo porque no tiene repercusión a largo plazo. El spinner no regula el sistema atencional, que es el que realmente hay que trabajar en estos casos", argumenta Álvaro Bilbao, neuropsicólogo.

"Hay que lanzar mensajes realistas a los padres y no vender remedios milagros que no existen. Yo a mis hijos no se lo compraría. Pero tampoco quiero alarmar: un spinner es totalmente inocuo", señala el neuropsicólogo.

Verdad: es el juguete del momento

  ¿A qué se debe tanto furor? El neuropsicólogo Álvaro Bilbao se ha hecho con uno de ellos para tratar de entender el fenómeno: "Yo creo que es entretenido porque no para de moverse y el ruido que hace es bastante hipnótico. Al final estás pendiente de cuándo va a parar de girar".

Algunos colegios de EE. UU. los están prohibiendo

 En España, empezamos a sufrir la fiebre spinner hace apenas unas semanas. Sin embargo, en Estados Unidos comenzó a principios de año y ya empieza a preocupar a los educadores. Son varios los colegios que han prohibido a sus alumnos acudir a clase con estos cacharros. No es suficiente con guardarlos en el estuche y sacarlos durante el recreo. "Los niños en clase no quitaban los ojos de su spinner o del spinner de su compañero, por eso decidimos que lo mejor era prohibirlos", confiesa Meredith Daly, maestra de una escuela pública de Arizona.

Esta información la hemos sacado del periódico El País.

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